Dr.Carlos Orduna Magán.
Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad Complutense de Madrid.
Cirujano Oftalmólogo vía MIR por el Hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia.
Doctor en Medicina y Cirugía por la Universidad Complutense de Madrid.
Director Médico de Oftalmología Orduna.
La radiación ultravioleta, invisible para el ojo humano, es capaz de producir daño en el sistema inmune, en la piel y en las distintas estructuras del ojo; igual que existe una
gran concienciación y difusión sobre la protección de la piel frente a dicha radiación, no sucede de la misma manera a nivel ocular1.
Dicha radiación está presente en la luz solar y en otras fuentes luminosas artificiales, pertenece al espectro electromagnético, irradia entre los 0 y los 400 nanómetros y se subdivide en cuatro tipos en función de la longitud de onda:
• UVA: 400-315 nm o UV de onda larga.
• UVB: 315-280 nm o UV de onda media.
• UVC: 280-200 nm o UV de onda corta.
• UV de vacío:200-100 nm, se encuentra en el vacío.
Las radiaciones UVC y UV vacío solares son absorbidas por el ozono de la atmósfera y no suponen un peligro a nivel ocular, controvertido a día de hoy este hecho por el agujero de la capa de ozono; sin embargo, y es un hecho ampliamente conocido, la radiación UVA y UVB son susceptibles de producir lesiones en los distintos tejidos oculares2.
El daño producido por la luz solar en determinados ambientes y condiciones de luminosidad se conoce desde la antigüedad; se citan casos de ceguera transitoria en la Biblia, en el episodio sufrido por San Pablo, en las observaciones empíricas de Platón en el siglo IV a de C. y existe la creencia —cuestionada— de que Galileo, en el siglo XVI, padeció una posible maculopatía fototóxica como consecuencia de observar el sol a través del telescopio astronómico 4,9.
Más recientemente en la historia, durante la Segunda Guerra Mundial, fueron descritos casos de ceguera en un radio de 80 kilómetros desde las ciudades de Nagasaki e Hiroshima después del lanzamiento de la bomba atómica4.
Es sabido también que la exposición a la luz ultravioleta de forma prolongada, sin protección, al sol y a algunas fuentes artificiales, cómo dispositivos láseres, o a la soldadura de arco producen, entre otros efectos deletéreos, lesiones en la retina relacionadas con un mecanismo fotoquímico y térmico4.
Por tanto, es necesario valorar la protección ocular frente la radiación ultravioleta A y B, para evitar lesiones oculares ante exposiciones prolongadas en medios con mayor cantidad de radiación, o en el caso de aquellas personas que pasen muchas horas al aire libre, o que trabajen con fuentes emisoras de radiación ultravioleta.
La cantidad de energía ultravioleta irradiada es dependiente de la altitud, latitud, estación del año, hora del día y del albedo; la mayor porción de radiación se produce entre las diez de la mañana y las dos de la tarde10.
Haremos mención en esta publicación divulgativa a algunas de las lesiones oculares relacionadas con la radiación ultravioleta, prestando mayor atención a las relacionadas con la retina.
EFECTO DE LA RADIACIÓN ULTRAVIOLETA EN EL OJO
La radiación UV es absorbida por los distintos tejidos oculares, y es susceptible de producir lesiones en todos ellos. Recientes estudios han demostrado que se debe distinguir entre la luz irradiada y la reflejada, por factores anatómicos y geométricos la más perniciosa a nivel ocular es la reflejada. Las lesiones relacionadas con la radiación ultravioleta pueden ser agudas o crónicas1.
1.CONJUNTIVA
Es un tejido altamente sensible a la radiación UV, debido a reacciones oxidativas complejas que se producen a este nivel. Las lesiones más conocidas relacionadas con la radiación son:
1. Pterigio, es un pliegue de tejido fibrovascular alado que crece hasta la córnea, pudiendo causar irritación, alteración refractiva, discapacidad visual y un problema estético6,7.
2. Pinguécula, es una lesión conjuntival interpalpebral, blanco amarillenta, adyacente al limbo corneal, que no produce alteración corneal. Los síntomas de picor y escozor asociados y la inflamación de la lesión produce nmolestias10.
3. Carcinoma de las células basales. Constituye el tumor palpebral más frecuente, se localiza mayormente en el párpado inferior y en el canto medio10.
2.CÓRNEA
La córnea absorbe la mayor cantidad de radiación UVB, la más energética, siendo el efecto acumulativo a lo largo de la vida; el epitelio corneal y la membrana de Bowman
absorben hasta el doble de radiación que la parte posterior de la córnea. El endotelio es un tejido que no se puede regenerar.
Existen además lesiones corneales agudas:
La fotoqueratitis o ceguera de la nieve es ejemplo de una respuesta aguda a la radiación ultravioleta, en la que se produce una respuesta inflamatoria, que incluye edema, congestión conjuntival y queratitis punctata superficial asociada a disminución de la agudeza visual unas seis horas después de producirse la exposición en ambientes altamente reflectantes: nieve, arena de playa, desierto, etcétera6,10.
3. CRISTALINO
El cristalino modifica su absorción de luz ultravioleta a lo largo de la vida como consecuencia de los cambios que se producen en él.
Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), el 20% de todas las cataratas están relacionadas con la luz UV. Numerosos estudios clínicos, incluyendo el de Chesapeake, que muestra asociación fuerte, han estudiado que la exposición a la luz UV es un factor de riesgo para el desarrollo de la catarata relacionada con la edad; en otros la evidencia muestra una relación
entre débil y moderada. En algunos estudios (Global Burden of Disease due to Ultraviolet Radiation Study) se considera que hasta un 25% de las cataratas corticales están relacionadas con la radiación ultravioleta, dependiendo de los distintos factores ambientales y geográficos1,5,15.
4. RETINA
La irradiancia en la retina es más peligrosa que en el resto de los tejidos oculares por la acción de las lentes oculares, córnea y cristalino, y la concentración que producen de la luz; el riesgo es mayor en personas jóvenes con los medios oculares transparentes, afáquicos, emétropes e hipermétropes15.
La mácula, área central de la retina, es especialmente vulnerable a la acción de la luz ultravioleta.
La fototoxicidad en la mácula se puede producir por tres mecanismos diferentes:
1. Daño fotomecánico: causado por irradiaciones elevadas, en periodos breves de exposición, las lesiones son generadas por la imposibilidad de disipar la energía calorífica; produce daño
irreversible en los fotorreceptores y en el epitelio pigmentario de la retina.
2. Daño fototérmico: Relacionado con la transferencia de la energía de un fotón de luz a la retina. Se produce cuando la irradiancia es tan elevada como para aumentar la temperatura en al menos 10º C por encima del nivel ambiental de la retina.
3. Daño fotoquímico: se produce cuando la energía de un fotón de luz induce cambios en las moléculas, generando radicales libres3,4,16.
RETINOPATÍA SOLAR
La exposición prolongada del ojo humano a la luz solar intensa en condiciones extremas de luz como las de un eclipse puede producir lesión a nivel de las capas más externas de la
retina; es una lesión fotoquímica y térmica16.
Los síntomas visuales más comunes en la retinopatía solar son disminución de la agudeza visual, que normalmente oscila entre 20/30 y 20/60, escotoma central, alteración de la visión central, fotofobia y metamorfopsia; la afectación de la función visual es generalmente bilateral y asimétrica4,8,9,12,14.
En el examen funduscópico se observa una pequeña lesión foveolar de aspecto amarillento, aunque es importante subrayar que en la mitad de los casos no se puede observar la lesión15.
Muchas veces la lesión es transitoria, pero hoy se pueden observar cambios pigmentarios permanentes a nivel del epitelio pigmentario de la retina.
Actualmente, podemos caracterizar las lesiones mediante las pruebas de imagen que aportan valoración cuantitativa y cualitativa. Es interesante, adicionalmente a la exploración funduscópica, estudiar las lesiones mediante retinografía, OCT, angio-OCT, autofluorescencia, microperimetría y oftalmoscopía láser confocal (SLO). Todas ellas aportan información complemen-taria en el estudio, diagnóstico y seguimiento de las lesiones. A continuación se muestran retinografías y OCTs de un caso de retinopatía solar y un agujero macular producido por la acción de un láser en una
discoteca (Figuras 1,2,3,4).
La tomografía de coherencia óptica (OCT) muestra un espacio hiporreflectivo característico en la retina externa en pacientes con retinopatía solar crónica. Los hallazgos son congruentes con la histopatología de esta condición y constituyenuna herramienta clínica útil para confirmar el diagnóstico8,11.
Debido a que la tecnología láser se ha vuelto fácilmente disponible para su uso en laboratorios científicos, medicina, ocio, punteros láser y con fines militares, ha habido un aumento en los casos de lesión retiniana. El láser es una luz coherente colimada, que emite luz entre los 400-1400 nanómetros que puede producir destrucción tisular y por tanto afectación permanente e irreversible de la visión2,13.
PROTECCIÓN
Se debe concienciar a la población general mediante campañas divulgativas y preventivas de la necesidad de usar protección adecuada frente a la radiación ultravioleta, y a los pacientes desde las consultas mediante gafas, sombreros,
pantallas y protecciones adecuadas en los casos
de los soldadores y usuarios de dispositivos láser. Es un
deber velar por la salud ocular de nuestros pacientes.
REFERENCIAS
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